Rubens (1577-1640)

PEDRO PABLO RUBENS (1577-1640) PINTURA BARROCA FLAMENCA

Pedro Pablo Rubens nació en 1577 en Siegen (Westfalia) donde se había exiliado su padre, calvinista, debido a la persecución religiosa de los protestantes en Flandes. Tras la muerte de su padre, su madre regresó con sus hijos a Amberes donde se convirtieron al catolicismo. Fue entonces cuando decide hacerse pintor y acude, como aprendiz, a talleres de pintores flamencos menores de influencia manierista. Su precocidad le lleva a adquirir el rango de pintor a los 21 años. Como otros artista viaja a Italia donde conoce en Venecia la obra de Tiziano, Tintoretto y Veronés y en Roma la de Miguel Ángel y Rafael. De todos ellos va a tomar rasgos que influirán en su estilo propio así como la escultura antigua, especialmente la helenística por su dinamismo. Su estancia en Italia coincide con los inicios de la pintura barroca (Carracci, Caravaggio)

El duque de Mantua, Vicenzo Gonzaga, le contrata durante nueve años en los que copia pinturas renacentistas y realiza obras propias. En Italia se convierte en caballero actuando incluso como emisario del duque ante Felipe III de España y adquiere reconocimiento como artista de gran importancia.

Al morir su madre (1608) regresa a Amberes donde va a ser considerado como el pintor flamenco más importante por lo que será contratado por el burgomaestre de la ciudad. En 1609 se casa con Isabel Brandt y pasa a ser pintor de corte de los virreyes de los Países Bajos, el archiduque Alberto y su esposa Isabel Clara Eugenia, infanta española. Para ellos trabajará también como diplomático, entre 1622 y 1630, en diferentes cortes europeas viajando a España donde trabaja para Felipe IV y conoce y asesora a Velázquez.

La multitud de encargos que recibe, tanto de Flandes como de otros lugares (la reina de Francia María de Médicis, Carlos I de Inglaterra, los Habsburgo de Austria y de España) le obligó a establecer un taller en el que los aprendices colaboraban en la realización de las obras de su maestro. También trabajó para la Iglesia que veía su estilo apropiado para la propaganda de la Contrarreforma.

La riqueza que le proporcionaron los encargos le llevó a construir en Amberes una residencia al estilo italiano, a formar una importante colección de obras de arte y a poseer una residencia de campo, el castillo de Steen, donde vivió desde 1630, tras casarse con Elena Fourment (su primera esposa había muerto en 1626), hasta su muerte en 1640.

El inconfundible estilo barroco de Rubens presenta pincelada amplia, colorido cálido, luminoso y alegre, composiciones en las que domina el movimiento por medio de la línea curva, el predominio de esquemas en diagonal, el gusto por el desnudo de gran sensualidad, sobre todo el femenino, en el que repite un tipo de mujer entrada en carnes, de rostro oval (utilizando a veces como modelo a su esposa Elena Fourment).

Cultivó todos los géneros realizando obras de grandes dimensiones.

Entre sus obras religiosas destaca El tríptico de la erección de la cruz, para la catedral de Amberes, El tríptico del descendimiento de la cruz, para la capilla de los arcabuceros de la catedral de Amberes, La adoración de los Magos del Prado, así como lienzos con martirios y apoteosis de santos y la serie de Alegorías de la Iglesia y la Eucaristía.

Realizó importantes series alegóricas como la encargada por María de Médicis, Reina de Francia, para el palacio de Luxemburgo.

También son importantes los retratos de su mujer y sus hijos, los cuadros de temas festivos como El jardín del amor (que influirá en la pintura rococó), las representaciones de campesinos con paisaje campestre de gran naturalismo como El regreso del campo, El arco iris o Danza de campesinos.

Además son temas preferidos por el pintor, sobre todo en su período final, los de contenido mitológico. Así, a su paleta se deben, entre otras, Las tres Gracias, El juicio de Paris, El rapto de Proserpina y El rapto de las hijas de Leucipo.

La obra de este pintor flamenco que fue uno de los más importantes del siglo XVII, siguió siendo apreciada tras su muerte e influyó en artistas de estilo y épocas diferentes, como Watteau en el siglo XVIII o el romántico Delacroix en el XIX.