Poussin (1594-1665)

NICOLÁS POUSSIN (1594-1665) PINTURA BARROCA FRANCESA CORRIENTE CLASICISTA

Pintor francés; fue el fundador y máximo representante de la pintura clasicista francesa del siglo XVII. La lógica, el orden y la claridad fueron virtudes esenciales en su trabajo y ha influido de manera decisiva en el devenir del arte francés hasta nuestros días.

Poussin nació cerca de Les Andelys, Normandía, en junio de 1594, en el seno de una familia campesina. Estudió pintura en París y quizá también en Ruán. En 1624 viajó a Roma, donde permaneció el resto de su vida, salvo una estancia de 18 meses en París entre 1640 y 1642. Sus primeras obras romanas reflejan las abigarradas composiciones y las animadas superficies que caracterizaron el manierismo de mediados del siglo XVI.

Alrededor de 1630 su estilo empezó a cambiar, alejándose de la emergente exuberancia del barroco para dedicarse por entero a su pasión por la antigüedad, enfocando su pintura sobre todo hacia asuntos bíblicos y mitológicos.

Adopta un tamaño más bien pequeño para composiciones históricas o mitológicas, entre las cuales dominan primero las bacanales, los «cortejos», o «triunfos» decorativos (El Imperio de Flora, 1631; Dresde), después las meditaciones alegóricas en una gama clara (La Inspiración del Poeta, Louvre), llegando a composiciones que recuerdan bajorrelieves antiguos (Moisés salvado del Nilo, 1638; Louvre).

En 1639 Luis XIII llama a París al artista, ya ilustre, para decorar la gran galería del Louvre con la Historia de Hércules.

Vuelve a Roma en 1642, para siempre, vive modestamente cerca de la plaza de España, con su mujer, Madeleine Dughet. Trabaja intensa y lentamente para cumplir con encargos tanto romanos como parisinos, charlando al anochecer en la plaza con un grupo de admiradores y discípulos, a veces paseando por la campiña romana, donde toma muchos apuntes del natural. Su arte evoluciona desde su vuelta de Francia hacia un estilo más tenso y grave; ocupan lugar preferente los asuntos religiosos (Los Siete Sacramentos pintados para el aficionado francés Chantelou) y los temas históricos, que exaltan el estoicismo, la victoria del hombre sobre las pasiones y el destino (La Continencia de Escipión, El Entierro de Foción, 1648; Louvre). En sus últimos años, este estilo a veces algo seco se va renovando por la creciente importancia del paisaje, que relega a los diminutos protagonistas a un papel secundario (Apolo y Dafne, las cuatro estaciones a través de episodios bíblicos: El paraíso terrenal, Ruth y Booz, Tierra de promisión, El Diluvio, en el Louvre).

A través de sus 40 años romanos, aparece como el prototipo del artista exigente, culto, reflexivo, que siempre controla la inspiración con la razón, tal como se representó a sí mismo en su admirable Autorretrato del Louvre. No tiene la menor duda sobre la supremacía de la pintura de historia. Grecia y Roma, la Biblia y el Evangelio, son sus fuentes casi exclusivas. Pero en estos episodios le preocupan ante todo la claridad de la acción, el ritmo plástico de la composición, preparada muchas veces por maquetas de barro («hay que empezar por la disposición»), la verdad psicológica («la verosimilitud y la razón por todas partes») de los gestos y expresiones, la primacía del dibujo sobre el color. Y este arte tiene como meta, en sus momentos líricos, una serenidad noble y melancólica, la de los Pastores de Arcadia del Louvre: meditación en un paisaje idílico sobre la presencia de la muerte; la del Parnaso del Prado: el cortejo grave de Apolo y de las musas ante la hermosura de la ninfa Castalia.

Poussin fue un artista mucho más rico y complejo dé lo que se creía. Existe, sobre todo en su juventud, un Poussin «barroco», o mejor dicho persiste la lucha entre un temperamento fogoso y la inteligencia voluntaria que le frena; muchas veces una primera versión dinámica y algo confusa, pintura o dibujo, se va depurando, clarificando (así para los Raptos de las Sabinas, de Nueva York y del Louvre, y para varias Bacanales). Existe un Poussin «colorista», no sólo por la perfecta y delicada armonía de los tonos, sino también por alardes imprevistos (como el extraño caballo blanco sobre el cielo rojizo del crepúsculo en Tancredo y Clorinda, Ermitage); un Poussin que no es indiferente al claroscuro o al nocturno (así en las series de los Siete Sacramentos). Y se ha podido hablar del «voluptuoso Poussin», con un sentido grave, pero muy pagano de la belleza del cuerpo femenino; pintor que elogiaba la belleza de las mozas de Nimes, comparándolas con hermosas columnas, aparece en sus Venus, sus Galateas, sus Bacantes como un continuador de Tiziano.

Pero sobre todo es un paisajista admirable. Aunque sus estudios del natural estén elaborados después en la arquitectura del «paisaje histórico» modelado por el hombre, donde en escenarios de montañas y ríos van adornados con templos, sepulcros o columnas que recuerdan las grandezas de Roma, hay en el pintor una extraordinaria sensibilidad para la luz, el agua y los árboles.

Murió en Roma el 19 de noviembre de 1665.

Murillo (1618-1682)

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO (1618-1682) PINTURA BARROCA ESPAÑOLA ESCUELA SEVILLANA

Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla donde consta la fecha de su bautizo, en 1618, en la iglesia de La Magdalena. Fue uno de los más importantes pintores españoles de la escuela barroca sevillana. De familia acomodada (su padre era cirujano) debió tener una infancia tranquila. En 1644 ingresa en la Hermandad del Rosario de la parroquia de La Magdalena y también perteneció al Gremio de Pintores de San Lucas. Se casa en 1645. En torno a esta fecha comenzó a recibir numerosos encargos que le consagrarían como pintor favorito de su ciudad natal. En 1568 viaja a Madrid donde debió permanecer dos años y donde conoció a Velázquez. Trabaja sobre todo para las órdenes religiosas. En 1660 funda una Academia dedicada a la formación de artistas que fue apoyada por la la aristocracia sevillana y que desaparecerá años después, aún en vida del pintor. Muere en abril de 1682, como consecuencia de una caída durante la ejecución del retablo mayor de la iglesia de los Capuchinos de Cádiz.

Murillo fue un hombre de gran devoción y una religiosidad acorde con la ideología de la Contrarreforma que nos transmite en la concepción de sus obras.

Su estilo presenta un claro dominio del dibujo, la luz, el color y la composición. Evoluciona desde la influencia inicial del naturalismo tenebrista hacia una paleta cada vez más variada y una factura suelta, con personajes realistas y populares, recreándose en la representación de los objetos que acompañan a las escenas. Es un estilo humano que llega a los fieles para acentuar su fe a través de la emoción tranquila y sosegada, sin cruenta teatralidad, fomentando una devoción sentimental.

Aunque realizó algunos retratos y autorretratos, su fama la adquiere con sus obras de tema religioso y las que representan la picaresca infantil de la época.

Entre la multitud de obras religiosas realizó pinturas para retablos y altares, series como la del desaparecido convento de San Francisco, en Sevilla, a la que pertenecían San Diego dando de comer a los pobres y La cocina de los Ángeles, los cuadros encargados para la Hermandad de la Santa Caridad con pasajes evangélicos sobre la Caridad (la Multiplicación de los panes y los peces, la Curación del paralítico, el Regreso del Hijo Pródigo), una serie de lienzos para la catedral de Sevilla (San Isidoro, San Leandro, el Bautismo de Cristo, San Antonio). Son muy importantes los cuadros relacionados con la infancia del Niño Jesús (La Sagrada Familia del pajarito, El Buen Pastor, los Niños de la concha) con los que conmueve a los fieles por medio de la ternura que inspira. También realizó Vírgenes con el Niño, con influencia de Rafael. En consonancia con la ideología de la Contrarreforma difunde la representación de la inmaculada concepción de la Virgen, siendo significativas sus Inmaculadas (la del Museo de Sevilla, las del Museo del Prado) en las que representa a la Virgen como una mujer joven, de gran belleza, vestida de blanco y azul, dirigiendo su mirada al cielo, rodeada de ángeles y nubes y pisando una serpiente o una media luna, símbolo de Lucifer.

En sus obras realista, de género, muestra gran delicadeza en la representación de los pícaros y mendigos y rehuye la plasmación del dolor y la miseria mostrando la triste realidad con una visión amable que inspira la caridad. Así podemos comprobar en El niño espulgándose, Niños comiendo uvas, Niños comiendo melón, La pequeña vendedora de fruta, Vieja espulgando al niño o Los jugadores de cartas.

Rubens (1577-1640)

PEDRO PABLO RUBENS (1577-1640) PINTURA BARROCA FLAMENCA

Pedro Pablo Rubens nació en 1577 en Siegen (Westfalia) donde se había exiliado su padre, calvinista, debido a la persecución religiosa de los protestantes en Flandes. Tras la muerte de su padre, su madre regresó con sus hijos a Amberes donde se convirtieron al catolicismo. Fue entonces cuando decide hacerse pintor y acude, como aprendiz, a talleres de pintores flamencos menores de influencia manierista. Su precocidad le lleva a adquirir el rango de pintor a los 21 años. Como otros artista viaja a Italia donde conoce en Venecia la obra de Tiziano, Tintoretto y Veronés y en Roma la de Miguel Ángel y Rafael. De todos ellos va a tomar rasgos que influirán en su estilo propio así como la escultura antigua, especialmente la helenística por su dinamismo. Su estancia en Italia coincide con los inicios de la pintura barroca (Carracci, Caravaggio)

El duque de Mantua, Vicenzo Gonzaga, le contrata durante nueve años en los que copia pinturas renacentistas y realiza obras propias. En Italia se convierte en caballero actuando incluso como emisario del duque ante Felipe III de España y adquiere reconocimiento como artista de gran importancia.

Al morir su madre (1608) regresa a Amberes donde va a ser considerado como el pintor flamenco más importante por lo que será contratado por el burgomaestre de la ciudad. En 1609 se casa con Isabel Brandt y pasa a ser pintor de corte de los virreyes de los Países Bajos, el archiduque Alberto y su esposa Isabel Clara Eugenia, infanta española. Para ellos trabajará también como diplomático, entre 1622 y 1630, en diferentes cortes europeas viajando a España donde trabaja para Felipe IV y conoce y asesora a Velázquez.

La multitud de encargos que recibe, tanto de Flandes como de otros lugares (la reina de Francia María de Médicis, Carlos I de Inglaterra, los Habsburgo de Austria y de España) le obligó a establecer un taller en el que los aprendices colaboraban en la realización de las obras de su maestro. También trabajó para la Iglesia que veía su estilo apropiado para la propaganda de la Contrarreforma.

La riqueza que le proporcionaron los encargos le llevó a construir en Amberes una residencia al estilo italiano, a formar una importante colección de obras de arte y a poseer una residencia de campo, el castillo de Steen, donde vivió desde 1630, tras casarse con Elena Fourment (su primera esposa había muerto en 1626), hasta su muerte en 1640.

El inconfundible estilo barroco de Rubens presenta pincelada amplia, colorido cálido, luminoso y alegre, composiciones en las que domina el movimiento por medio de la línea curva, el predominio de esquemas en diagonal, el gusto por el desnudo de gran sensualidad, sobre todo el femenino, en el que repite un tipo de mujer entrada en carnes, de rostro oval (utilizando a veces como modelo a su esposa Elena Fourment).

Cultivó todos los géneros realizando obras de grandes dimensiones.

Entre sus obras religiosas destaca El tríptico de la erección de la cruz, para la catedral de Amberes, El tríptico del descendimiento de la cruz, para la capilla de los arcabuceros de la catedral de Amberes, La adoración de los Magos del Prado, así como lienzos con martirios y apoteosis de santos y la serie de Alegorías de la Iglesia y la Eucaristía.

Realizó importantes series alegóricas como la encargada por María de Médicis, Reina de Francia, para el palacio de Luxemburgo.

También son importantes los retratos de su mujer y sus hijos, los cuadros de temas festivos como El jardín del amor (que influirá en la pintura rococó), las representaciones de campesinos con paisaje campestre de gran naturalismo como El regreso del campo, El arco iris o Danza de campesinos.

Además son temas preferidos por el pintor, sobre todo en su período final, los de contenido mitológico. Así, a su paleta se deben, entre otras, Las tres Gracias, El juicio de Paris, El rapto de Proserpina y El rapto de las hijas de Leucipo.

La obra de este pintor flamenco que fue uno de los más importantes del siglo XVII, siguió siendo apreciada tras su muerte e influyó en artistas de estilo y épocas diferentes, como Watteau en el siglo XVIII o el romántico Delacroix en el XIX.

Caravaggio (1573-1610)

MICHELANGELO MERISI CARAVAGGIO (1573-1610) PINTURA BARROCA ITALIANA

Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio, nombre de la localidad del norte de Italia perteneciente a la región de Bérgamo donde nace en septiembre de 1573. De familia acomodada al ser su padre arquitecto al servicio de los marqueses de la ciudad, tras un período de formación en Milán, pasa a Roma en 1593 donde pasa a trabajar en el taller del pintor manierista Giuseppe Cesari. En torno a 1600 ya se le considera un pintor importante con un estilo muy personal que influirá en la pintura europea del siglo XVII. Fue un artista independiente y rebelde, de personalidad fuerte y vida azarosa que le hizo huir de la justicia en diversas ocasiones (en 1600 por aparece ya fichado por la policía romana), de modo que no deja se sorprender su conducta pendenciera con la sensibilidad por la belleza que refleja en sus obras. Su particular modo de entender la pintura le supuso el rechazo de sectores conservadores del público y del alto clero que preferían obras de "grandeza y belleza" más apropiadas a la esencia de las representaciones religiosas por lo que rechazaban sus cuadros sin comprender la trascendencia de un lenguaje popular que acercaba hacia los personajes y hechos religiosos más cercanos debido a su apariencia de seres corrientes y por lo tanto cercanos.

Sus clientes y mecenas principales pertenecieron sobre todo a la tolerante aristocracia romana, aunque también trabajó para algún cardenal (Francesco María del Monte, Scipione Borghese, Montalvo) y para órdenes religiosas (dominicos, agustinos, carmelitas). De ellos recibirá los encargos de sus obras más importantes: la decoración de la capilla Contarelli en San Luis de los Franceses y de la capilla de Santa María del Popolo, ambas en Roma.

Para sus obras toma como modelo la realidad y se inspira en modelos populares, gente de la calle (incluso mendigos, golfillos...) sin realizar idealización alguna tanto para sus obras profanas como religiosas. Alejado de los ideales clásicos tiende a composiciones asimétricas, encuadres cercanos y fuertes contrastes de luz que proporcionas dramatismo a las escenas, con fondos oscuros que logran que el espectador fije su atención en los personajes, en sus gestos y en los objetos más significativos. Este estilo en el que combina realismo y contrastes luz/sombra se denominará Tenebrismo y va a tener gran repercusión e influencia en la pintura del XVII y en pintores como Ribalta, Ribera, Zurbarán, Velázquez, Rembrandt....

Realizó obras de temática popular (Muchacho con cesta de flores, La Buenaventura) y mitológica (Baco, Baco enfermo) pero sus obras maestras son las de contenido religioso (Descanso en la Huida a Egipto, Flagelación de Cristo, Entierro de Cristo, Resurrección de Lázaro...), siendo las más importantes La vocación de San Mateo y El martirio de San Mateo que realiza entre 1599 y 1600 para la capilla Contarelli de la iglesia romana de San Luis de los Franceses, así como La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo realizadas entre 1600 y 1601 para la capilla Cerasi de la iglesia romana de Santa María del Popolo. Ambos encargos fueron los más importantes que tuvo el artista por su envergadura.

En julio de 1610 muere de malaria, a los 37 años, dejando en relación con su corta existencia una copiosa obra y sobre todo una nueva manera de concebir la pintura que le trascendería.

El Greco (1541-1614)

DOMENIKOS TEOTOKOPULOS EL GRECO (1541-1614) PINTURA MANIERISTA ESPAÑOLA

El Greco (= el griego) fue un importante pintor de origen griego, formado en Italia y que trabajó en España.

Nace en Candía, Creta, en 1541, lugar en el que comienza a trabajar recibiendo influencias del estilo bizantino e italiano como se puede percibir en obras tales como el Tríptico de Módena. Hacia 1567 llega a Venecia donde entra en contacto con el taller de Tiziano de quien asimila el colorido y conoce y admira la obra de Tintoretto quien le influye en la composición de las figuras y en la realización de espacios de gran profundidad. Bajo la influencia veneciana realiza obras como La expulsión de los mercaderes del templo (National Gallery de Washington) y La curación del ciego (Museo de Dresde). En 1570 pasa a Roma, donde admira el estilo de Miguel Ángel y donde conoce a Giulio Clovio que será su protector; realiza el retrato de G. Clovio, otra versión de La curación del ciego (Parma) y de La expulsión del templo (Minneapolis), así como El soplón (M. de Nápoles). En Roma conoció a varios españoles relacionados con la catedral de Toledo y quizá fueron ellos los que le persuadieron para que viajara a España. Atraído por el mecenazgo de Felipe II y la posibilidad de colaborar en la decoración de El Escorial, en 1576 dejó Italia y, tras una breve estancia en Malta, llegó a Toledo en la primavera de 1577.

En Toledo realiza sus primeras obras en España en las que ya aparecen rasgos propios de su personal estilo como las figuras alargadas y estilizadas. A este momento inicial pertenece El Expolio que realiza para la Catedral de Toledo.

Hacia 1579 realiza El sueño de Felipe II o Alegoría de la Santa Liga que probablemente regaló al monarca. Logra que el rey, en 1580, le encargue para El Escorial la obra El martirio de San Mauricio y la legión tebana. La representación particular que hace el pintor del tema no gustó al rey que encarga a Cincinnato otra obra que será más de su gusto y se colocará en el retablo previsto para la veneración a San Mauricio. Al no contar con el favor real se marcha a Toledo donde trabajará hasta su muerte en abril de 1614.

En Toledo irá desarrollando su propio y singular estilo que evoluciona desde las figuras alargadas que van perdiendo corporeidad y se espiritualizan y en su etapa final pierden incluso realismo y adquieren una apariencia fantasmagórica; así mismo el colorido vibrante, la iluminación, la separación y diferenciación entre el mundo celestial y el terrenal, las composiciones asimétricas, el movimiento, los escorzos, la utilización de líneas diagonales... son rasgos que están presentes en sus obras. Además de realizar gran cantidad de encargos de tema religioso, también realiza multitud de retratos de miembros de la nobleza (Caballero de la mano en el pecho) y de intelectuales (Góngora) en los que se concentra en el rostro con gran realismo y captando la psicología del personaje.

Es ahora cuando pinta una de sus obras maestras: El entierro del conde de Orgaz. Realiza sus tres Apostolados, así como gran cantidad de representaciones de santos y retablos.

También realiza una serie de obras de concepción y realización muy diferentes que muestran la aludida evolución de su estilo. Así La oración en el huerto (en sus dos versiones de 1587-1596 y 1597-1607), La vista de Toledo (1595-1600), La vista y plano de Toledo (1608-1614), El Laocoonte y sus hijos (1610) y la Visión del Apocalipsis (1608-1614) son obras que realiza paralelamente a otras de factura más habitual y que nos muestran hasta dónde llegó el pintor en la ejecución de su particular y sorprendente estilo, anticipándose a la modernidad de tal modo que su pintura fue realmente comprendida y revalorizada a partir de las vanguardias.

Tintoretto (1518-1594)

JACOPO ROBUSTI TINTORETTO (1518-1594) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA VENECIANA

Pintor manierista veneciano, fue uno de los artistas más destacados del último tercio del siglo XVI. Su obra sirvió de inspiración para el desarrollo del arte barroco. Jacopo Robusti, que ese era su verdadero nombre, tomó el seudónimo de Il Tintoretto ('el pequeño tintorero') en alusión a la profesión de su padre. Siendo aún niño estuvo durante cierto tiempo en el taller de Tiziano, pero el maestro le expulsó celoso de sus posibilidades; el recelo entre estos dos grandes pintores perduró a lo largo de toda su carrera profesional. A diferencia de Tiziano, Tintoretto vivió y trabajó única y exclusivamente en Venecia. Toda su obra se destinó por entero a las iglesias, hermandades y gobernantes de la ciudad y zonas limítrofes.

En su estilo se funden el dibujo de Miguel Ángel, conocido en el Véneto gracias a la escuela manierista que allí se había creado y el colorido esplendoroso de Tiziano, culmen de la tradición colorística de Venecia.

En sus primeras obras, realizadas entre 1530 y 1540, se aprecia un sincretismo de otros pintores venecianos.Su primera obra documentada es el cuadro votivo Marcello (Lucerna 1537). Hacia 1540 ejecuta varias Sagradas conversaciones y Madonnas, como la del palacio Curtiss, que ya denotan la preocupación espacial, una de las constantes en la obra de Tintoretto.

Hacia 1547, ejecuta para S. Marcuola de Venecia una Última Cena y El Lavatorio, que puede considerarse como su primera gran obra maestra. En La Cena hay una gran ambigüedad de color, y un juego de claros y oscuros que mutuamente se resaltan y complementan. Los tonos densos, graves, recuerdan la manera de hacer de Bonifacio; las dos figuras laterales son alegóricas de la fe y la caridad, pero se utilizan también para cerrar la composición. Esta Cena de composición frontal es inferior al Lavatorio con que está emparejada. Lo que allí era un espacio cerrado y oscuro se convierte aquí en una magnífica sinfonía de planos y colores. La complejidad arquitectónica del escenario se ilumina por la derecha. El cuadro desarrolla el esquema compositivo del Banquete de Baltasar. Tiene la misma visión lateral de Tiziano en La Madonna Pessaro, pero lo que allí se coloca en un primer plano, T. lo transforma en un escenario, ampliado no sólo por la perspectiva lineal, sino por las luces y las sombras que se alternan. La «diopsia», consistente en exponer a la vez varios puntos de vista para expresar la tensión de fuerzas antitéticas, también está aquí presente. No es de extrañar que esta obra haya influido en la época veneciana del Greco, ni que Velázquez la comprara para España en su viaje a Italia.

Ya en su madurez artística se inclinó de modo progresivo hacia los fuertes contrastes de luz y sombra (con lo que el color como tal se convierte en algo relativamente insignificante), excéntricas y profundas perspectivas y escorzos muy forzados, componiendo ampulosos y llamativos grupos escenográficos que realzaban el dramatismo de los acontecimientos representados.

De hacia 1562 son las obras de la Scuola de S. Marcos. El hallazgo del cuerpo de S. Marcos recuerda a Mantegna en el cadáver del santo. En Rapto del cuerpo de S. Marcos, una tempestad apaga el fuego en que los fieles querían quemar el cuerpo del santo. El milagro del sarraceno es de clásica composición diagonal manierista. En las tres aparece el retrato del donante. En 1562-65 pinta una pareja de lienzos gigantescos para S. María del Huerto: El juicio final, donde la figura de Cristo está inspirada en un grabado de Lucas de Leiden, y La adoración del becerro de oro, cuyo estatismo recuerda un antiguo mosaico bizantino.

La predilección de Tintoretto por las composiciones diagonales y en zigzag dentro de profundos espacios, así como el carácter teatral de su iluminación y el dinamismo y pasión de su estilo, tuvo su continuidad en el trabajo de algunos pioneros del barroco, como por ejemplo el pintor flamenco Petrus Paulus Rubens y la familia Carracci. Su influencia sobre la pintura veneciana fue aún mayor.

Tintoretto influye en la pintura española a través de El Greco y Velázquez.

Murió en Venecia el 31 de mayo de 1594.

Tiziano Vecellio (1477-1576)

TIZIANO VECELLIO (1477-1576) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA VENECIANA

Figura principal de la escuela veneciana del siglo XVI y configurador de su tradición colorística y pictórica, Tiziano, cuyo nombre completo era Tiziano Vecellio, nació en Pieve di Cadore, al norte de Venecia, entre 1488 y 1490.

Hijo de Gregorio Vecellio y el segundo de cinco hermanos de una de las familias más importantes de Pieve. A los nueve años es enviado con su hermano Francesco a Venecia; ambos entran en el taller del mosaísta Sebastiano Zuccato. Pasa después al taller de los Bellini y, por último, al de Giorgione, que en la Venecia de aquel tiempo era el pintor que ofrecía mayores novedades y un estilo diferente, y que en realidad es su maestro. La primera intervención conocida de Tiziano se produce precisamente ayudando a Giorgione en los frescos del Fondaco deI Tedeschi, en 1508.

Etapa juvenil. La epidemia de peste de 1510 obliga a Tiziano a abandonar Venecia y pasar a Padua, donde trabaja en la decoración de la Scuola de S. Antonio con la representación de tres milagros del santo. En estas obras, a pesar de la juventud del artista, aparecen los rasgos definitorios de su pintura: gusto por el color, habilidad compositiva, y figuras ampulosas y serenas. En 1513 rehúsa la invitación de Pietro Bembo para pasar a Roma y prefiere ofrecer sus servicios a la República, que le encarga una Batalla para la Sala del Consejo Mayor. La muerte de Giorgione en 1510 había dejado dueño del ambiente pictórico veneciano a Tiziano, que abre su propio taller.

La primera etapa de la numerosa obra de Tiziano está marcada por la tradición de Giorgione, como se ve en la Alegoría de las tres edades de la vida (1513; Edimburgo), donde en un paisaje típicamente giorgionesco se destacan las figuras con una mayor monumentalidad y donde los colores fríos de Giorgione desaparecen en favor de una gama cromática más cálida. Con ocasión de las bodas de Nicolo Aurelio y Laura Bagarato ejecuta la discutida alegoría, mezcla de elementos paganos y cristianos, El amor sacro y el amor profano (1515; Galería Borghese, Roma), es una de sus obras maestras.

Temas mitológicos y retratos. En 1516 inicia sus contactos con la corte de Ferrara, cuyo duque, Alfonso I de Este, le encarga varios cuadros de tema mitológico y pagano, que Tiziano llamaba «poesías», para decorar su gabinete de alabastro en el castillo de Ferrara. La Bacanal es, según Lafuente Ferrari, «una antología definitiva del Renacimiento». Obra de hábil ritmo compositivo, como se aprecia en el contraste entre las ebrias figuras de los danzantes y el espléndido desnudo de la mujer del primer plano. Esta obra sirve de pretexto a Tiziano para desarrollar su concepto del desnudo de belleza armoniosa, pagana y sensual, y su gran talento para jugar con las luces y las sombras.

El Triunfo de Baco (1522-23; Londres) pertenece también a esta serie. Aquí el pintor se inspira en Catulo y Ovidio, y evidencia su profunda cultura clásica. El movimiento de las figuras cobra una vitalidad pagana y anticipa un cierto espíritu barroco.

Una parte importante de la actividad de Tiziano en el primer cuarto del s. XVI la constituye su obra como retratista. Los retratos se mantienen fieles a un esquema formal: figuras individualizadas, seguridad en el retratado de su posición social e indagación psicológica. Sigue en un principio las directrices de Giorgione y luego busca su propio camino. Así, el retrato de Vicenzo Mosti (1520; Pitti), los de los dogos Grimani y Gritti (1523; Palacio Ducal, Venecia) y el de Federico Gonzaga (1525; Prado), cuyo rostro de noble y serena expresión destaca entre las bellas tonalidades azules del suntuoso traje.

En 1525 contrae matrimonio con Cecilia, con la que mantenía relaciones amorosas desde tiempo atrás y que ya le había dado dos hijos.

1530 es un año decisivo en su vida y su obra, ya que entonces conoce al emperador Carlos V en Bolonia, con motivo de su coronación imperial por el Papa Clemente VII. Carlos V se convierte en el gran mecenas del pintor véneto, quien a su vez es el retratista áulico del poderoso monarca, que le concede los títulos de conde palatino y caballero de la espuela de oro. Los retratos que Tiziano realiza en ese periodo responden a una nueva exigencia motivada por el rango de los modelos. Al realismo objetivo y sin concesiones del pintor se une ahora una idealización heroica. Pertenecen a este grupo el de Carlos V con su perro (1532; Prado), de preciosas entonaciones oro y plata; y el del Cardenal Ippolito de Medici (1532; Pitti), de arrogante presencia y expresión desafiante.

Etapa manierista. En 1532 comienza sus relaciones con el duque de Urbino, para el que realiza la Magdalena penitente (1533; Pitti), de cálidas tonalidades rojizas, en un paisaje patético y tormentoso. También pinta entonces la famosa Venus de Urbino (1538; Uffizi) una de sus obras más emblemáticas, de influencia giorgionesca, en la que plasma la belleza del cuerpo femenino con gran placidez y calma y que será punto de partida de otras venus posteriores y modelo para otros pintores como Velázquez y Goya. Empieza por entonces la etapa «manierista» de Tiziano, que ya se había manifestado anteriormente en algunos detalles del políptico de Brescia. Hasta 1550, se mueve en un mundo distinto, donde las formas se hacen más musculosas, los movimientos serpenteantes, las composiciones confusas y los contrastes muy fuertes. Así, La presentación de María al templo (1534-38; Academia, Venecia), de composición fatigosa y abundancia de elementos arquitectónicos, y la Alocución de Alfonso de Ávalos, marqués del Vasto (1540-41; Prado), que se inspira en la Alocución de Constantino de Giulio Romano en el Vaticano, con figuras retorcidas y abundancia de personajes. Es, sin embargo, La coronación de espinas (1542-44; Louvre) el cuadro que mejor define al Tiziano manierista, por el modo de resaltar los elementos plásticos y formales.

En el retrato, Tiziano se deja influir menos por la corriente manierista. Los retratos de esa época son más perfectos, con una perfección que viene dada por la unidad de visión entre figura y ambiente. Los personajes se muestran con evidente presencia física y espiritual y con clara expresión de su carácter. Así, la gravedad de D. Diego de Mendoza, embajador de Carlos V en Venecia (1540-45; Pitti), o la contenida astucia de Paulo III (1545-46; Nápoles).

De Roma a Augsburgo. La poderosa familia de los Farnesio logra que acepte una invitación para trasladarse a Roma, adonde llega en 1545. Tiziano es objeto de un cálido recibimiento por parte de los cardenales Bembo y Farnesio. En Roma, entra en contacto directo con el arte clásico, a través de las ruinas de la ciudad, y trabaja sin descanso. Pero, a pesar de las atenciones de los cardenales y de estar alojado en el Vaticano, no se encuentra a gusto, a causa de las intrigas de los artistas, y decide regresar a Venecia. En junio de 1546 abandona Roma para, a través de Florencia, llegar a su ciudad. De esta etapa romana es la Danae (1545-46; Nápoles), primera de una serie sobre este mismo tema encargada por el cardenal Octavio Farnesio. Sin embargo, la obra maestra de su breve estancia en Roma es el retrato de Paulo III con sus sobrinos Alejandro y Octavio Farnesio (1546; Nápoles).

En 1547 pasa a Augsburgo llamado por Carlos V. En esta ciudad alemana abre un activo taller para atender los encargos que le solicitaban los personajes que se habían reunido en Augsburgo con motivo de la Dieta del Sacro Imperio. De esa época data una de sus obras maestras como retratista: Carlos V en la batalla de Mühlberg (1548; Prado), de extrema sobriedad y sencillez, carente de énfasis y de retórica en favor de un acusado interés psicológico y expresivo. De igual calidad es el de Carlos V sedente (1548; Munich), magnífico de expresión y colorido, donde la materia pictórica parece disolverse perdiendo su consistencia. El retrato de Isabel de Portugal (1548; Prado) realizado cuando ya la Emperatriz había muerto, tomando como modelo un original flamenco, destaca por las tonalidades carmín de la lujosa vestimenta, la serenidad del modelo y el melancólico paisaje.

En octubre de 1548, está nuevamente en Venecia, pasando en diciembre de ese mismo año a Milán para retratar el príncipe Felipe, hijo del Emperador (el futuro Felipe II). En 1550, Carlos V le llama de nuevo a Augsburgo para que realice otro retrato de Felipe (1551; Prado), con objeto de enviarlo a María Tudor, reina de Inglaterra, futura esposa del príncipe. T. representa a Felipe II, que entonces contaba 24 años, con rica y adornada armadura en un hábil juego cromático y de luces y sombras. También de 1550 datan las dos versiones de Venus y el amor y Venus y la música (Prado), tema muy del gusto de Tiziano y donde el pintor da una perfecta interpretación de su ideal del desnudo femenino, al que envuelve en un colorido encendido y sensualmente preciosista.

Al igual que Carlos V, Felipe II gusta del arte del pintor véneto y le encarga obras de tema religioso y profano. De 1552 son: S. Margarita (El Escorial), donde los rasgos manieristas están acentuados por la densa estructura cromática; y S. Jerónimo (Milán), magnífico por el vigor de la representación y del color. Dentro de las obras mitológicas de tema pagano, pinta en 1553-54 Venus y Adonis y Danae (Prado). La primera está inspirada en Las metamorfosis de Ovidio y con ella alcanza su madurez en la representación del desnudo femenino. La Danae, con su factura rápida, sus contornos borrosos y su luz dorada y difusa, es la culminación de Tiziano. El contraste entre el bello cuerpo de mujer desnuda y la rústica vieja en la penumbra muestra la gran habilidad del artista para jugar con las luces y las sombras.

Último periodo. A partir de ese momento, la pintura de Tiziano pierde poco a poco materialidad para ganar en expresión cromática, como en El rapto de Europa (1559; Museo Gardner, Boston), Diana y Acteón y Diana y Calixto (1559; Galería Nacional, Edimburgo), donde su paleta abandona los detalles formales para indagar el proceso desmaterializador de la luz y del color. La muerte de su esposa y la de su íntimo amigo Pietro Aretino (1556) le dejan en una angustiosa soledad, que se refleja en las obras de su último periodo como en El entierro de Cristo (1566; Prado), de cálido colorido y técnica abocetada, y en La coronación de espinas (1570; Munich), donde abandona definitivamente los esquemas renacentistas por una atmósfera desolada y trágica, de extraordinaria fuerza expresiva. Su último Autorretrato (1567; Prado), de mirada fija y penetrante y «riqueza de color sin colores» (Lafuente Ferrari), y el retrato del anticuario Jacopo Strade (1567-88; Viena) anticipan esquemas y técnica de otro gran maestro: Rembrandt.

El fervor religioso de Tiziano se manifiesta en cuadros tan importantes como El martirio de S. Lorenzo (1554-67; El Escorial), obra ya decididamente barroca por la agitación de los personajes y los efectos del claroscuro.

Su última obra fue la Piedad (1570-76; Academia de Venecia), realizada para la capilla de la Crucifixión en la iglesia de Sta. María Gloriosa dei Frari, donde Tiziano quería ser, y fue, sepultado. En ella da el último gran mensaje de su arte, de su gran seguridad como pintor y una visión noble y grandiosa dentro de una atmósfera cromática, que llega casi a los límites de lo informal. La obra queda interrumpida por la muerte del artista (Venecia, 27 agosto 1576), víctima de la peste, y es terminada por Palma el Joven.

Leonardo Da Vinci (1452-1519)

LEONARDO DA VINCI (1452-1519) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA FLORENTINA

Artista florentino y uno de los grandes maestros del Renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fue la clave tanto de su comportamiento artístico como científico. Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte; sus investigaciones científicas -sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica- anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.

Leonardo nació el 15 de abril de 1452 en el pueblo toscano de Vinci, próximo a Florencia. Hijo de un rico notario florentino y de una campesina, a mediados de la década de 1460 la familia se instaló en Florencia, donde Leonardo recibió la más exquisita educación que esta ciudad, centro artístico e intelectual de Italia, podía ofrecer. Leonardo era elegante, persuasivo en la conversación y un extraordinario músico e improvisador. Hacia 1466 acude a formarse al taller de Andrea del Verrocchio, figura principal de su época en el campo de la pintura y escultura. Junto a éste, Leonardo se inicia en diversas actividades, desde la pintura de retablos y tablas hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce. En 1472 entra a formar parte del gremio de pintores de Florencia y en 1476 todavía se le menciona como ayudante de Verrocchio,

En 1482 Leonardo entra al servicio de Ludovico Sforza, duque de Milán, tras haberle escrito una carta en la que el artista se ofrecía como pintor, escultor, arquitecto, además de ingeniero, inventor e hidráulico y donde afirmaba que podía construir puentes portátiles, que conocía las técnicas para realizar bombardeos y el cañón, que podía hacer barcos así como vehículos acorazados, catapultas y otras máquinas de guerra y que incluso podía realizar esculturas en mármol, bronce y terracota. De hecho, sirvió al duque como ingeniero en sus numerosas empresas militares y también como arquitecto.

Regresó a Florencia en 1500. En 1506 Leonardo regresó a Milán al servicio del gobernador francés Carlos II Chaumont, mariscal de Amboise. Al año siguiente fue nombrado pintor de la corte de Luis XII de Francia, que residía por entonces en la ciudad italiana. Durante los seis años siguientes Leonardo repartió su tiempo entre Milán y Florencia,

Desde 1514 a 1516 Leonardo vivió en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano de Médicis, hermano del papa León X. Se alojaba en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, ocupándose fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos.

En 1516 se traslada a Francia a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en el que murió el 2 de mayo de 1519.

Aunque Leonardo dejara gran parte de su producción pictórica inacabada, fue un artista extremadamente innovador e influyente. Al comienzo de su trayectoria su estilo es similar al de Verrocchio, pero poco a poco abandonó la manera del maestro en lo que ésta tenía de rigidez o dureza de líneas en el tratamiento de las figuras y evolucionó hacia un estilo más libre, de modelado más suave en el que incluyó efectos atmosféricos.

En sus obras destacan dos rasgos: el sfumato y el claroscuro de los que Leonardo fue uno de los primeros grandes maestros.

Especialmente interesantes en la pintura de Leonardo son los fondos de paisaje, en los que introduce la perspectiva atmosférica (creación de efectos de lejanía aplicando el sfumato y otros recursos ambientales).

Un creador en todas las ramas del arte, un descubridor en la mayoría de los campos de la ciencia, un innovador en el terreno tecnológico, Leonardo merece por ello, quizá más que ningún otro, el título de Homo universalis.

Rafael de Sanzio (1483-1520)

RAFAEL DE SANZIO (1483-1520) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA FLORENTINA

Pintor renacentista italiano considerado como uno de los más grandes e influyentes artistas de todos los tiempos. Su nombre completo era Rafael Sanzio de Urbino. Nació en Urbino y su primera formación la adquirió de su padre, el pintor Giovanni Santi.

Es un pintor idealista que se va formando con las influencias de sus maestros y contemporáneos (Perugino, Leonardo, Miguel Ángel), influencias que asimila y que sintetiza en un estilo muy personal, impregnado de calma y dulzura, con composiciones donde están presentes el orden y la simetría.

Realizó obras de temática muy diversa: religiosa, pagana y retratos.

En 1499 se trasladó a Perugia, en Umbría, y se convirtió en pupilo y ayudante del pintor Perugino. Rafael realizó durante este periodo obras en un estilo muy próximo al de su maestro.

En 1504 Rafael se trasladó a Florencia, donde estudió la obra de reconocidos pintores contemporáneos suyos como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Fra Bartolommeo, de los que aprendió sus métodos de plasmación de luces y sombras, sus estudios anatómicos y actitudes dramáticas. En esta época Rafael realizó un cambio estilístico desde la composición geométrica y el énfasis en la perspectiva hacia una manera más natural y suave de pintar. Su evolución durante el periodo florentino puede seguirse a través de sus numerosas madonnas (vírgenes).

En 1508 Rafael se trasladó a Roma, requerido por el Papa Julio II, quien le encarga la decoración mural de cuatro pequeñas estancias (habitaciones) en el Palacio del Vaticano.

Tras la muerte del Papa Julio II en 1513 y el ascenso de León X aumentan la influencia y las responsabilidades de Rafael. Se le nombra Maestro Mayor de la Basílica de San Pedro en 1514, y un año después se le pone al frente de la dirección de todas las excavaciones arqueológicas en Roma y alrededores.

Rafael murió en 1520 en Roma, cuando sólo contaba 37 años.

Piero della Francesca (1420-1492)

P. DELLA FRANCESCA (1420-1492) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA DE UMBRÍA

Piero della Francesca (1420-92). Pintor italiano del temprano renacimiento. Fue el pintor más importante del periodo central del quattrocento y también el primero en intentar aplicar de manera sistemática la perspectiva geométrica a la pintura.

Nació en Borgo San Sepolcro, un pequeño pueblo del sur de la Toscana, hacia 1420. Parece que estudió arte en Florencia, aunque desarrolló su carrera en otras ciudades entre las que destacan Roma, Urbino, Ferrara, Rímini y Arezzo.

A las influencias artísticas recibidas de otros artistas italianos, añadió un innato sentido del orden y la claridad.

Atraído por las leyes de la perspectiva y de la proporción postuladas por Alberti, consigue representar con gran perfección las formas y los volúmenes, escribiendo tratados sobre geometría y perspectiva, además de reflejar ambos temas en sus obras.

Concibió la figura humana como un volumen cuya correcta articulación en el espacio es posible gracias a una rigurosa construcción plástica y a una utilización nueva de la luz. Los personajes, de gran corporeidad, con aspecto escultórico, contribuyen en la construcción de la perspectiva espacial en la que se percibe la concepción geométrica.

Casi todas sus obras son de carácter religioso, aunque su sereno y noble díptico del duque de Urbino en el que retrata a Federico de Montefeltro y su mujer Battista Sforza (1465, Uffizi, Florencia) es una de sus pinturas más famosas.

Sandro Botticelli (1444-1510)

SANDRO BOTTICELLI (1444-1510) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA FLORENTINA

Su verdadero nombre era Alessandro di Mariano Filipepi. Fue uno de los pintores más destacados del renacimiento florentino. Desarrolló un estilo personalísimo, caracterizado por la elegancia de su trazo, su carácter melancólico y la fuerza expresiva de sus líneas.

Botticelli, hijo de un curtidor, nació en Florencia. Fue discípulo de Fra Filippo Lippi. Trabajó con el pintor y grabador Antonio del Pollaiuolo, del que aprendió el dominio de la línea y también recibió gran influencia de Andrea del Verrocchio. Hacia 1470 Botticelli ya tenía su propio taller. Dedicó casi toda su vida a trabajar para las grandes familias florentinas, especialmente los Médicis, para los que pintó retratos, entre los que destaca su Retrato de Giuliano de Medici (1475-1476, Galería Nacional de Arte, Washington, D.C.). La adoración de los Magos (1476- 1477, Galería de los Uffizi, Florencia) no fue encargo de los Médicis pero en él pintó a los personajes con rasgos muy parecidos a los de dicha familia.

Como integrante del brillante círculo intelectual y artístico de la corte de Lorenzo de Médicis, Botticelli recibió la influencia del neoplatonismo cristiano de ese círculo, que pretendía conciliar las ideas cristianas con las clásicas. Esa síntesis se expresa en La primavera (c. 1478) y en El nacimiento de Venus (posteriores a 1482), dos obras realizadas para una de las villas de la familia Médicis, que hoy se hallan en la Galería de los Uffizi y que, probablemente, son las obras más conocidas de Botticelli. Aunque los expertos no han llegado a la interpretación definitiva de estos dos cuadros, sus elegantes personajes, que forman diseños lineales abstractos bañados por una suave luz dorada, podrían representar a Venus como símbolo del amor tanto cristiano como pagano. Dentro de este ámbito profano también destaca la serie de cuatro cuadros Nastaglio degli Honesti (Museo del Prado, Madrid), donde recrea una de las historias del Decamerón, de Bocaccio.

Botticelli también pintó temas religiosos, principalmente tablas de Vírgenes, como La Virgen escribiendo el Magnificat (década de 1480), La Virgen de la granada (década de 1480) y La coronación de la Virgen (1490), todas ellas en los Uffizi, y Virgen con el niño y dos santos (1485, Staatliche Museen, Berlín). Entre sus otras obras de tema religioso destacan San Sebastián (1473- 1474, Staatliche Museen) y un fresco sobre San Agustín (1480, Ognissanti, Florencia).

En 1481 Botticelli fue uno de los artistas llamados a Roma para trabajar en la decoración de la Capilla Sixtina del Vaticano, donde pintó los frescos Las pruebas de Moisés, El castigo de los rebeldes y La tentación de Cristo.

En la década de 1490, cuando los Médicis fueron expulsados de Florencia y el monje dominico Girolamo Savonarola predicaba la austeridad y la reforma, Botticelli sufrió una crisis religiosa, aunque no abandonó la ciudad, donde moriría el 17 de mayo de 1510.

Sus obras posteriores, como la Pietá (principios de la década de 1490, Museo Poldi Pezzoli, Milán) y sobre todo la Natividad mística (década de 1490, National Gallery, Londres) y la Crucifixión mística (c. 1496, Fogg Art Museum, Cambridge, Massachusetts) expresan una intensa devoción religiosa, y un cambio en el desarrollo de su estilo.

Fra Angélico (1387-1455)

FRA ANGELICO (1387-1455) PINTURA RENACENTISTA ITALIANA ESCUELA FLORENTINA

Fra Giovanne de Frisole o Fray Angélico, nació en Vicchio, pueblo cercano a Florencia, en 1387 y falleció en Roma en 1455.

Ya antes de ingresar, a los 20 años de edad, a la Orden de Santo Domingo, había demostrado su placer por la pintura. Pasó su noviciado en Cortona y, desterrados de Fiesole los frailes de su comunidad, pudo estudiar, teniendo a la vista el lago Trasimeno, los frescos del Giotto en Foligno, cerca de Asís, en la región de Umbría.

Los temas de Fray Angélico son siempre religiosos. Aunque no buscó innovaciones en una técnica que podía pensarse superada, sus tablas y frescos conservan el brillo y la frescura que exhibían al tiempo de darles la última pincelada.

Realizó muchos retablos para altares, que se conservan en buen estado. Los desarrollaba según la idea de una única composición central, con hermosas predellas o fajas de composiciones en miniatura a modo de pedestal de innumerables figuras minuciosamente detalladas hasta en los mínimos aspectos de su fisonomía y su ropaje sobre fondos claros, dorados o celestes, en una gama multicolor resuelta en la profusión de la luz.

Son obra del fraile los frescos del Convento de San Marcos que los dominicos poseían en Florencia, con una figura de un santo dominico en cada celda a modo de ejemplo para su futuro ocupante o con escenas del Evangelio, resplandeciendo en el corredor dos maravillosos frescos, el de la Virgen en perspectiva de pilastras y el de la Anunciación.

Su fama hizo que lo requiriera el Papa en Roma. Intacta se conserva en el Vaticano la capilla privada del Papa Nicolás V, completamente pintada por Fray Angélico, con escenas de la vida del primer mártir cristiano, San Esteban, y de San Lorenzo, también mártir.

En el Convento de San Marcos se conservan otras de sus obras, desde La Crucifixión de la Sala Capitular hasta las imágenes de los principales santos de la Orden ubicadas encima de las puertas del claustro, constituyendo estos frescos el conjunto más importante de las obras de quien murió en Roma y fue sepultado en la Iglesia de la Minerva, honrando su tumba el Papa humanista Nicolás V con el epitafio que escribió para él.

Dejó discípulos como Benozzo Gozzoli, que mantuvo los colores brillantes, la gracia ingenua y el detalle en las figuras.

Juan Van Eyck (1385?-1442)

JUAN VAN EYCK (1385?-1442) PINTURA FLAMENCA GÓTICO-RENACENTISTA

Trabajó en Brujas y, junto con Robert Campin en Tournai, fue fundador de la Ars Nova (arte nuevo), estilo pictórico del gótico tardío en el siglo XV, que anuncia el renacimiento en el norte de Europa. Este periodo del arte flamenco se caracteriza por el naturalismo de vívidos colores al óleo, la meticulosidad de los detalles, la precisión de las texturas y por el logro de la ilusión óptica de espacios tridimensionales sobre superficies bidimensionales.

Es probable que Jan van Eyck haya nacido en Maaseik hacia 1385 y falleció en julio de 1442.

En 1425 Felipe el Bueno, duque de Borgoña, le nombró pintor de la corte, cargo que conservó hasta su muerte. La relación que mantenía con el duque era tan buena que éste le encargó algunas misiones diplomáticas secretas, le hizo regalos por el bautismo de uno de sus hijos e incluso intercedió por él al enterarse de que tenía problemas para cobrar su sueldo.

Lo poco que se sabe de su primera época hace que se dé gran importancia a la relación artística que mantenía con su hermano Hubert quien pudo participar en la pintura de algunas obras que parecen ser de la primera época de van Eyck. Entre las que se atribuyen a ambos destaca el monumental Retablo de Gante (1432, catedral de San Bavón, Gante), cuyos numerosos paneles exteriores se abren para mostrar El Cordero Místico, pintado para la capilla de Jodocus Vyd. Una cuarteta en latín, copia de la original que figuraba en este retablo, afirma que Hubert comenzó la obra y la acabó Jan. Los historiadores del arte suponen que Jan reunió los paneles que Hubert tenía comenzados antes de su muerte en 1426, añadió otros nuevos de su propia creación y los ensambló todos en la capilla de Vyd.

De Jan van Eyck se conservan cuidadosamente firmadas y fechadas entre 1432 y 1439 nueve obras; cuatro de ellas son de tema religioso como La Virgen del canónigo van der Paele (1436, Museo Groeninge, Brujas) y las otras 5 retratos como el de Giovanni Arnolfini y su esposa (1434, National Gallery, Londres). Aunque se le han atribuido numerosas tablas sin firma, ni siquiera una docena se ha comprobado que sean obra suya. En este grupo se incluyen, además del Retablo de Gante, La Virgen y el Niño con el canciller Rolin (1435, Museo del Louvre, París) y el retrato del Cardenal Nicolo Albergati (c. 1438, Kunsthistorisches Museum, Viena).

La asombrosa habilidad técnica de van Eyck y la precisión en los detalles, reproducidos cuidadosamente, fueron muy admiradas por sus contemporáneos. Sus compatriotas todavía le seguían considerando el rey de los pintores en el siglo XVI.

Van Der Weyden (1400-1464)

R. VAN DER WEYDEN (1400-1464) PINTURA FLAMENCA GÓTICO-RENACENTISTA

Rogier Wan Der Weyden fue uno de los artistas más importantes entre los primitivos flamencos del siglo XV. Nace hacia 1400 en Tournai, donde realiza su aprendizaje con Robert Campin durante seis años. Quizá antes hubiera estudiado escultura junto a su padre, pero el éxito lo obtendrá con el arte de los pinceles.

En 1432 Rogier ya es maestro y contribuye a la decoración del Palacio Municipal de Tournai; tres años más tarde está en Bruselas, donde logra gran reputación y una interesante fortuna. Quizá en 1450 visitara Roma y Florencia.

Como buen pintor flamenco, Van der Weyden va a dedicar especial atención a los detalles, el vivo colorido y el realismo de las figuras, pero a esto se debe añadir el dramatismo que caracteriza sus escenas, como elemento esencial de su pintura.

Murió en Bruselas en el año 1464 después de haber trabajado para la alta nobleza flamenca, retratando a muchos de sus miembros.

Su obra quizá más famosa, "El Descendimiento de Cristo", se puede admirar en el madrileño Museo del Prado.

Maestro de Bonastre. S XV

MAESTRO DE BONASTRE Pintor valenciano del siglo XV

En la segunda mitad del siglo XV se acentúa en Valencia la influencia flamenca. Frente al refinamiento cortesano plasmado en estilizaciones de hondo lirismo idealizado, el nuevo estilo ofrecerá una captación más sensible de la realidad cotidiana, aunque pervivan todavía convencionalismos como el fondo dorado. Las novedades flamencas, centradas fundamentalmente en la técnica al óleo, quizá se pudieron conocer en Valencia directamente de la mano de Jean van Eyck, que recorrió la península en 1428, o bien por ciertas obras importadas, aunque se desconoce la fecha exacta de su llegada.

Este estilo encontró rápidamente seguidores locales como el anónimo Maestro de Bonastre (activo en Valencia hacia 1448-1490), cuyo Díptico de la Anunciación deja ver el dominio de una técnica impecable y preciosista.

Simone Martini (c. 1280-1344)

SIMONE MARTINI  PINTURA GÓTICA ESCUELA DE SIENA

Pintor italiano, uno de los más originales e influyentes artistas de la escuela de Siena, su ciudad natal. Basándose en las técnicas de representación tridimensional del espacio desarrolladas por el maestro sienés Duccio de Buoninsegna, Simone añadió una refinada línea de contorno y de gracia y serenidad a la expresión.

Pintó muchos frescos, introduciendo la técnica de esta pintura en la escuela de Siena. Realizó también paneles para retablos, como el de La virgen y el niño (1320) para la iglesia de Santa Catalina de Pisa.

Simone vivió en Asís durante un tiempo y realizó uno de sus mejores frescos, ilustrando algunos momentos de la vida de san Martín para la capilla del mismo nombre.

En 1339, a petición del Papa Benedicto XII, fue a Aviñón, donde realizó los frescos del palacio papal y la catedral.

Entre sus obras destacan San Juan Bautista (Galería Nacional de Arte de Washington) y La Anunciación (1333, Galería de los Uffizi de Florencia), considerada como una de las mejores realizaciones de la escuela de Siena.

Giotto di Bondone (1267-1337)

Giotto es el gran patriarca y fundador de la pintura moderna europea. Rompe con la tradición bizantina, que había encasillado este arte hasta convertirlo en una mera repetición de fórmulas y tipos aprendidos y convencionales, y se adentra en el mundo -nuevo, vivo y naturalista que ya había alcanzado la escultura gótica. Todavía se mueve en un ámbito medieval (de ahí su modernidad), pero él es el puente que enlaza con el nuevo espíritu del Renacimiento, del que fue precursor y casi primer exponente. Sus propios contemporáneos le reconocieron como el iniciador de una nueva pintura, colmándole de encargos y honores. A partir de Giotto, el artista empieza a tener una nueva consideración histórica y social.

Giotto era llamado de todas las partes de Italia requerido por los personajes más poderosos, no sólo órdenes eclesiásticas, también mercaderes, banqueros y comerciantes.

¿Cuáles son las novedades que aporta? Su pintura es de un naturalismo que parece, a veces, cuatrocentista. Se ha dicho que un primitivo es un pintor que sabe, G. es un pintor que ve. Tiene un mundo a su alrededor y trata de reflejarlo lo más fielmente posible. Las escenas que se suceden delante del espectador no son algo distante, deshumanizado y construido a base de rígidas fórmulas; son reales, están acaeciendo delante de sus ojos y le invitan a participar en ellas.

Contribuye mucho a dar esta sensación de realidad, el poder crear la ilusión de profundidad en una superficie plana. El descubrimiento de la perspectiva cambió todo el concepto de la pintura, pues crea, alrededor de los personajes, todo un ámbito en el que se mueven y que les refuerza en su realidad. Sus figuras, sólidas, tienen volumen, tienen corporeidad, y entre ellas hay aire y espacio. Las composiciones se caracterizan por una admirable claridad y armonía en el esquema y una monumental disposición de las masas. Tienen una estructura lógica que supone la subordinación de todo elemento secundario al centro dramático de la narración.

Descubre el paisaje, desterrando los fondos dorados trecentistas, aunque emplea aún algunos elementos convencionales bizantinos como es el pintar las montañas en forma de rocas de perfiles angulosos. Sus colores son reducidos en cantidad pero riquísimos en sus gradaciones, algo desconocido hasta él.

Se sabe muy poco acerca de su vida y, ya en tiempos de Ghiberti, era casi una leyenda. Nace, según la versión más acreditada, en Cole di Vespignano, al N. de Florencia, en 1267. Según Vasari, su padre era un hombre sencillo, un labrador. Primero fue aprendiz de un mercader de lana, pero sus inclinaciones lo llevaban a visitar los talleres de distintos pintores y terminó siendo discípulo de Cimabue, el pintor más importante de la época.

Cuenta la leyenda que en la década de 1280, el gran maestro italiano Cimabue, vió pintar a un pastor sobre una tabla a su rebaño. Cimabue decidió llevárselo con él y ejercitarlo en el arte de la pintura. Evidentemente, el pastor era Giotto y lo absolutamente asombroso es que tomara como maestra de la pintura a la Naturaleza, en un momento en el que el arte estaba dominado por la llamada "maniera greca", las líneas ondulantes y estilizadas de las figuras, los fondos de oro y la irrealidad y frialdad lejana de los personajes.

Probablemente llevó a cabo su primer trabajo en Asís, en la basílica de S. Francisco, entre 1290 y 1295. Consta la basílica de dos iglesias, inferior y superior; en la segunda, las pinturas cubren los muros completamente, desarrollándose en dos zonas o niveles. Trabajaron en la decoración del nivel más alto, grandes artistas venidos de Roma (Jacopo Torriti) y de Florencia (Cimabue) y los discípulos de Giotto, pero es muy difícil distinguir la aportación individual de cada uno de ellos. Entre 1297 y 1299 pintó casi todos los frescos que representan la vida de S. Francisco en la zona inferior; son 28 episodios separados en grupos de tres por las pilastras, menos en el primer tramo junto a la puerta en que hay cuatro. La atribución a Giotto de esta serie se basa en las fuentes literarias y en la tradición, no hay ninguna prueba documental, pero es prácticamente segura. Aunque trabajaron con él muchos ayudantes, siempre fue sobre sus esquemas o dibujos, menos en las tres últimas historias que se atribuyen al Maestro de S. Cecilia.

Para contar estas historias de la vida de S. Francisco, inventó un nuevo lenguaje artístico naturalista, sencillo y directo, muy de acuerdo con las doctrinas del santo. Es perfecta la armonía entre los fondos arquitectónicos y paisajísticos y las figuras humanas, integrándose siempre éstas en un ambiente urbano o rural que las completa, las hace vivir. Es lógico que estas pinturas produjeran un gran impacto en su época; narraban sucesos acaecidos hacía relativamente poco tiempo y en ella aparecían representados casi ellos mismos, sus ciudades, edificios conocidos; eran algo cercano, humano.

En la composición de cada episodio se ha buscado el perfecto equilibrio de las masas que siempre se contrapesan. Cada escena está lógicamente ordenada, es clara, monumental. Emplea mucho el claroscuro, logrando fuertes contrastes.

La obra más importante de Giotto donde se revela su arte en toda su plenitud, son los frescos de la Capilla de los Scrovegni o Capilla de la Arena (llamada así por encontrarse cerca del teatro romano) en Padua. Fue consagrada en 1305 y las pinturas datan de 1302 a 1306. Consta de una sola nave, con ventanas en la pared derecha, lo que hace pensar que estaba destinada desde un principio a ser recubierta totalmente de frescos y que Giotto pudo ser el arquitecto. Los frescos están dispuestos en tres franjas o zonas superpuestas y representan la vida de Jesús. Empieza el ciclo en la zona superior de la pared derecha, junto al arco de triunfo, con seis historias de la vida de S. Joaquín y S. Ana; siguen otras seis, en la pared de la izquierda, a partir de la entrada, con la vida de la Virgen que termina en el arco de triunfo, a cada lado del cual hay una figura de la Anunciación y en la parte de arriba el Padre Eterno (pintado en una tabla empotrada en el fresco) dándole al arcángel Gabriel el mensaje para la Virgen, que les sirve de lazo de unión. En la franja intermedia se desarrolla la vida de Cristo (hasta la traición de Judas), que termina en la más baja con los episodios de la Pasión. Por debajo corre un zócalo que simula placas de mármol, que enmarcan las figuras alegóricas de las Virtudes y los Vicios. La bóveda representa un cielo estrellado y varios medallones con los bustos de Cristo, la Virgen y profetas.

En esta capilla fue mucho menor la intervención de ayudantes que en Asís y, en todo caso, trabajaron bajo su vigilancia directa. La cronología de la ejecución es muy discutible, no habiendo llegado los investigadores a un acuerdo, pero se cree, basándose en los últimos estudios hechos al restaurar las pinturas, que se siguió el mismo orden de la narración. En cuanto a la técnica, hay algunas diferencias respecto a la de los frescos de Asís, pero, en esencia, el lenguaje pictórico y la concepción espacial son los mismos; Giotto aquí ha logrado la plenitud: se acentúa el volumen de las figuras, su monumentalidad e integración en el paisaje gracias a que los perfiles son más difuminados; el dramatismo de las escenas, aún más contenido que antes, es potente y sobrio; el paisaje, quizá más convencional y geométrico, refuerza con su volumen, el de las figuras. La luz y el color se suavizan, aumentando el número de gamas del segundo.

El juicio Universal ocupa toda la pared de la puerta de ingreso. Ha seguido la iconografía tradicional; en la parte baja, en el lado de los elegidos, Enrico degli Scrovegni ofrece la capilla a la Virgen. Sólo estas figuras y la de Cristo en majestad parecen ser de la propia mano de Giotto.

Obra segura del maestro es la Madonna in maestá de los Uffizi, pintada para la iglesia de Ognisanti. De gran calidad artística, la figura de la Virgen es sólida, naturalista, ha perdido la rigidez bizantina y es completamente diferente de todas las que pintaban sus contemporáneos.

Vuelve a pintar para la basílica de Asís, ahora en la iglesia inferior, la Capilla de la Magdalena, recubriéndola por completo de frescos con historias de la vida de la santa.

De las cuatro capillas que, según la tradición, pintó en la iglesia de Santa Croce de Florencia, sólo se conservan los frescos de dos: la Peruzzi y la Bardi. Representan los de la primera episodios de la vida de S. Juan Bautista, en la pared derecha, y de S. Juan Evangelista en la izquierda. Se cree que datan de 1320 y son anteriores a los de la capilla Bardi. Ésta está dedicada a S. Francisco, cuya vida se narra en siete recuadros, dos en cada pared. Fueron ejecutados por Giotto y sus discípulos hacia 1325, época de plena madurez estilística del maestro. Más abiertos de composición que otras obras anteriores, tienen una mayor grandiosidad en la concepción espacial, característica de este periodo del artista. Los episodios son casi los mismos que en Asís, pudiéndose advertir, al compararlos, los últimos logros del pintor en cuanto a perspectiva, riqueza de colorido y calidad de ejecución.

De 1328 a 1333 estuvo en Nápoles trabajando para Roberto de Anjou, pero se han perdido todas las obras de este periodo. En 1334 fue nombrado «arquitecto de los muros y fortificaciones» de Florencia y magister et gubernator de la opera del Duomo o catedral, de cuyo campanile hizo, no sólo el proyecto (modificado más tarde), sino también los relieves que hay en el cuerpo inferior. En este mismo año puso los cimientos del puente de la Carraia.

De 1335 a 1336 trabajó en Milán para el duque Azzone Visconte en unos frescos hoy perdidos. Volvió a Florencia donde murió el 8 de enero de 1337.