El Greco (1541-1614)

DOMENIKOS TEOTOKOPULOS EL GRECO (1541-1614) PINTURA MANIERISTA ESPAÑOLA

El Greco (= el griego) fue un importante pintor de origen griego, formado en Italia y que trabajó en España.

Nace en Candía, Creta, en 1541, lugar en el que comienza a trabajar recibiendo influencias del estilo bizantino e italiano como se puede percibir en obras tales como el Tríptico de Módena. Hacia 1567 llega a Venecia donde entra en contacto con el taller de Tiziano de quien asimila el colorido y conoce y admira la obra de Tintoretto quien le influye en la composición de las figuras y en la realización de espacios de gran profundidad. Bajo la influencia veneciana realiza obras como La expulsión de los mercaderes del templo (National Gallery de Washington) y La curación del ciego (Museo de Dresde). En 1570 pasa a Roma, donde admira el estilo de Miguel Ángel y donde conoce a Giulio Clovio que será su protector; realiza el retrato de G. Clovio, otra versión de La curación del ciego (Parma) y de La expulsión del templo (Minneapolis), así como El soplón (M. de Nápoles). En Roma conoció a varios españoles relacionados con la catedral de Toledo y quizá fueron ellos los que le persuadieron para que viajara a España. Atraído por el mecenazgo de Felipe II y la posibilidad de colaborar en la decoración de El Escorial, en 1576 dejó Italia y, tras una breve estancia en Malta, llegó a Toledo en la primavera de 1577.

En Toledo realiza sus primeras obras en España en las que ya aparecen rasgos propios de su personal estilo como las figuras alargadas y estilizadas. A este momento inicial pertenece El Expolio que realiza para la Catedral de Toledo.

Hacia 1579 realiza El sueño de Felipe II o Alegoría de la Santa Liga que probablemente regaló al monarca. Logra que el rey, en 1580, le encargue para El Escorial la obra El martirio de San Mauricio y la legión tebana. La representación particular que hace el pintor del tema no gustó al rey que encarga a Cincinnato otra obra que será más de su gusto y se colocará en el retablo previsto para la veneración a San Mauricio. Al no contar con el favor real se marcha a Toledo donde trabajará hasta su muerte en abril de 1614.

En Toledo irá desarrollando su propio y singular estilo que evoluciona desde las figuras alargadas que van perdiendo corporeidad y se espiritualizan y en su etapa final pierden incluso realismo y adquieren una apariencia fantasmagórica; así mismo el colorido vibrante, la iluminación, la separación y diferenciación entre el mundo celestial y el terrenal, las composiciones asimétricas, el movimiento, los escorzos, la utilización de líneas diagonales... son rasgos que están presentes en sus obras. Además de realizar gran cantidad de encargos de tema religioso, también realiza multitud de retratos de miembros de la nobleza (Caballero de la mano en el pecho) y de intelectuales (Góngora) en los que se concentra en el rostro con gran realismo y captando la psicología del personaje.

Es ahora cuando pinta una de sus obras maestras: El entierro del conde de Orgaz. Realiza sus tres Apostolados, así como gran cantidad de representaciones de santos y retablos.

También realiza una serie de obras de concepción y realización muy diferentes que muestran la aludida evolución de su estilo. Así La oración en el huerto (en sus dos versiones de 1587-1596 y 1597-1607), La vista de Toledo (1595-1600), La vista y plano de Toledo (1608-1614), El Laocoonte y sus hijos (1610) y la Visión del Apocalipsis (1608-1614) son obras que realiza paralelamente a otras de factura más habitual y que nos muestran hasta dónde llegó el pintor en la ejecución de su particular y sorprendente estilo, anticipándose a la modernidad de tal modo que su pintura fue realmente comprendida y revalorizada a partir de las vanguardias.